La profesora de Educación Física Daniela
González, docente del Liceo Nº 3 de nuestra ciudad y que también trabaja en la
Piscina Municipal, protagonizó el pasado sábado un heroico rescate cuando un
niño cayó al río Santa Lucía Chico junto a la represa del Prado, y fue
arrastrado por las aguas. En diálogo con EL HERALDO, González narró cómo
ocurrieron los hechos y nos cuenta que no es la primera vida que salva.
MUY RÁPIDO TODO
“Fue el sábado pasadas las trece horas.
El nenito estaba en la piedra que está dentro del agua, pegada a la represa,
frente al Parador. Estaba ahí sentado y se cayó. Yo estaba del otro lado del
río en la plataforma desde donde se tiran los chicos en verano. Estaba tomando
mate con una amiga y ella me avisa que el nene se había caído, porque yo no lo
vi. En un segundo me saqué los championes y me tiré al agua; estaba vestida, de
vaqueros y camisa. El agua estaba helada, yo nunca había hecho un rescate en invierno,
había hecho sí un par de rescates en verano. Cuando llego al nene éste estaba
boca abajo en el agua, lo dí vuelta y no reaccionaba, no estaba respirando,
estaba en apnea. En ese instante pensé que estaba muerto” relató González.
LA SALVACIÓN
“Ahí veo un muchacho que estaba en la
piedra; el muchacho se metió al agua y empezó a acercarse. Le doy el niño
vuelta otra vez boca arriba, lo agarra, y lo puso sobre la piedra. Yo estaba
preparada para hacerle RCP (Reanimación Cardio Pulmonar), pero cuando el
muchacho lo agarra el nene tomó una bocanada de aire y ahí lo saca, se lo pasa
a la esposa que estaba arriba de la piedra y ahí la muchacha lo abriga.
Controlamos que no le hubiese entrado agua, no le había entrado por suerte, y
ahí esperamos que viniera la ambulancia”.
“El nene estaba solo, se había escapado,
estaba en las hamacas de Adeom parece, y se fue hasta la represa. En otro
verano ya me había tocado hacer un rescate doble, una madre y un hijo, en ese
mismo lugar, del lado habilitado de las boyas. Pero en verano es diferente
porque la temperatura del agua es distinta y vos tenés dominio de tu cuerpo.
Con el agua congelada vos no tenés dominio, además es como si el agua te
cortara, te corta y no te deja respirar, es tremendo. La corriente aunque era
suave lo arrastró unos seis metros de la piedra o más; y el nene se había caído
al lado de la represa. Cuando mi colega me dice “se cayó al agua” salí
corriendo, le grité que llamara a la ambulancia y a la policía y tá, había que
llegar” recuerda González.
LE DIO FUERZAS
LE DIO FUERZAS
“Tengo una hija de 18 años, y en un
momento con el frío del agua, que no podés respirar, pensé “ta, hasta acá
llegué, me toca a mí, me muero”, y pensé en mi hija. Ahí tomé fuerzas y alcancé
al nenito y lo arrastré conmigo” agrega la docente.
“Trabajo en el liceo Nº 3 y en la
Piscina, y en el verano apoyo a los guardavidas. Soy profesora titulada, y no
soy guardavidas, pero tengo experiencia de trabajar en verano. Aparte no me
esperaba algo así. En verano estás atento porque en cualquier momento tenés que
salir a hacer un rescate, pero el sábado yo estaba en mi tiempo libre, no tenía
la cabeza pensando en que algo podía pasar”.
EL HERALDO
Heroismo y amor de madre para que la adrenalina fuera suficiente ,¡BRAVO, DANIELA!
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