miércoles, 5 de febrero de 2014

Qué bueno volverte a ver

Para la familia Ligüera no era un domingo más. El hijo mayor, Martín, aquel que se fue muy pequeño de Florida cuando niño, a  cumplir un sueño que lo transformó en jugador de la primera de Nacional con tan solo 17 años, estaba pronto para pegar la vuelta, ahora con 33 años, siendo un adulto y papá, y luego de cinco años en el exterior.
Justo quiso el destino que su retorno a las canchas uruguayas fuera en el Estadio Campeones Olímpicos de su ciudad natal. Y fue redondo, mejor imposible se podría decir. Si bien no fue titular, ingresó para jugar el segundo tiempo con su equipo, Fénix, perdiendo 1-0 frente a El Tanque Sisley. Sus primeras intervenciones fueron suficientes para demostrar que estaba más que vigente. Rápidamente dotó de mayor precisión y tenencia de pelota a un equipo que estaba siendo superado no solo en el tanteador, también en el trámite de juego.
Cuando tan solo faltaban dos minutos le puso una pelota medida a Anibal Hernández que con preciso toque ante la salida de Nicola Pérez logró igualar.
Minutos después, el mismo destino que quiso que su vuelta fuese en Florida, le dejó servida una pelota al borde del área mayor. Con su intacta categoría, Ligüera acarició el balón de forma rasante, colocándolo contra el poste izquierdo del arco de la calle Antonio María Fernández.
En un abrir y cerrar de ojos El Tanque Sisley que tenía los tres puntos asegurados se quedó sin nada. El único responsable: Martín Ligüera, que apoyado por sus familiares, amigos y conocidos, fue “profeta en su tierra” (esta frase la utilizó el colega Sebastián Amaya en twitter al cierre del partido para describir el retorno de Ligüera).
El talento del exquisito volante que ya supo brillar en Fénix de la mano de Juan Ramón Carrasco, lo que lo llevó a la selección uruguaya y a emigrar, está intacto y pronto volverá a ser codiciado por los más poderosos.
TVF FLORIDA

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