Uruguay tiene la tasa mas alta de suicidios en adolescentes y jóvenes entre 14 y 24 años, en América Latina, siendo la segunda causa de muerte entre los adolescentes, detrás de los accidentes.
"Se habla que por cada suicidio hay 10 intentos, pero según mi experiencia el número es mucho mayor", afirmó a Ultimas Noticias el adjunto a Salud Mental de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (Asse), el psiquiatra Ariel Montalbán.
Tanto él como su colega, la psiquiatra infantil Nora Rodríguez, coincidieron en que el comportamiento de la mayoría de los familiares de los niños y adolescentes que intentan suicidarse, generalmente es de "banalización" del hecho. "Lo que hace muy rápidamente (la familia) es negarlo: no fue nada, no pasó nada", relató Rodríguez.
"Existe una especie de prejuicio con respecto a hablar sobre el suicidio y el intento de autoeliminación. A veces en el marco del prejuicio aparece la conducta de negación", explicó la especialista.
"De alguna manera los equipos deben tratar de desarmar ese prejuicio y no es fácil. Existe temor a que si se habla del tema, se puede promover una conducta al respecto", añadió Rodríguez.
"En el Pereira Rossell es muy difícil que sostengan el tratamiento, a pesar de que hay una consigna muy clara de jerarquizar todo gesto e incluso internarlos durante tres días", explicó la psiquiatra.
SEGUIMIENTO
Los especialistas afirmaron que es fundamental hacer un seguimiento de estos casos, pero es muy difícil que la familia del adolescente mantenga esa consulta en el tiempo.
"Por ejemplo: Juan Pérez de 13 años, que vive en el Cerro intenta suicidarse y termina internado en el Pereira Rossell. Luego que sale no concurre más al tratamiento, pero tenemos su dirección. Se avisa al equipo de salud mental de la zona y este grupo concurre a ver qué sucedió. A eso lo llamamos referencia, contrarreferencia y seguimiento", explicó a Ultimas Noticias el director de Salud Mental de la Administración de Servicios de Salud del Estado (Asse), psiquiatra Horacio Porciúncula.
"Capaz que Juan Pérez era la expresión de otro hecho: violencia familiar, maltrato, abuso o explotación infantil. Concurriendo a la casa, tenemos una forma de trabajar con un equipo de seguimiento", aseguró el director.
Porciúncula explicó que uno de los grandes problemas de la salud mental en Uruguay es la falta de datos. Más allá del registro de suicidios que oscila desde el año 1950 entre los 14 y los 18 cada 100.000 habitantes, no existen muchos datos más.
Recientemente el Ministerio de Salud Pública (MSP) emitió nuevas metas relacionadas a este sector de la salud, donde las instituciones deberán registrar los intentos de suicidios.
"Cuba y Uruguay son los países con mayor tasa de suicidios y en el mundo ocupamos el cuarto lugar, como en el fútbol, lamentablemente", indicó el jerarca de Asse.
En este marco, los factores de riesgo son fundamentales para prevenir la enfermedad mental desde sus inicios.
En el caso de los suicidios, detectar los intentos de autoeliminación es fundamental para la prevención.
"La prestación que marcó el MSP, es darles atención por lo menos a todos los familiares que han tenido un vínculo cercano, a quienes hayan realizado un intento de autoeliminación en el último año" explicó Porciúncula.
Otro grupo de riesgo a tratar son aquellas personas "que tuvieron un familiar que se suicidó", añadió el especialista.
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