domingo, 27 de febrero de 2011

Un plan para salir de la pesadilla

Por ALEXIS TRUCIDO

En cuatro manzanas Florida tiene un problema de nunca acabar. Sólo en las últimas tres semanas, de noche hubo quemas de cubiertas, destrozos en un salón comunal, pedreas a los vecinos, disparos de chumberas y roturas de vehículos.
En el mismo tiempo, pero de día, la comuna dejó pronta una cancha de ping pong, un diputado donó pelotas y paletas, hubo actividades recreativas, y ahora el intendente anunció que construirá una cancha de fútbol y organizará excursiones desde el lugar al interior.
Los complejos Plan de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI) y OC 10 hacen honor a sus definiciones cada semana. El primero es un grupo de viviendas del PIAI "colocados" junto al río y entre los grandes bloques de edificios OC del ex Banco Hipotecario.
En medio un salón comunal. Y allí la discordia. "Yo decidí apostar al barrio. Vengo a las reuniones para que sientan que yo también soy de acá, aunque estamos muy dolidos", dice la profesora María de los Ángeles Castro mientras muestra su auto destrozado a golpes de piedras y una barra de hierro de metro y medio que hizo añicos su parabrisas.
Todo ocurre en menos de 200 metros. Mientras el intendente Carlos Enciso conversa con los jóvenes a plena luz, Castro relata la última noche de disturbios. "Empezaron a las 3 de la mañana con una violencia desconocida. Esta vez apedrearon persianas, ventanas, techos. Tiraron hasta troncos, prendieron fuego y nadie hizo nada. Nos sentimos abandonados".
A poco más de tres cuadras, en plena paz, vive el edil Cono Pérez, ex integrante de la comisión del lugar y activista con los jóvenes en la zona.
"El problema es siempre el mismo, a veces se corre, pero no cambia mucho, está allí. Y siempre tiene que suceder una desgracia para que se solucionen las cosas. Los hechos son consecuencias de políticas sociales que no se han complementado y han llevado a esto", dice al solicitar una mayor injerencia del INAU en la zona "porque siempre hay menores".
Enciso por su parte reconoce el problema, pero insiste en no reprimir. "Hay un poco de complicación, pero yo tengo que apostar a lo bueno, no a lo malo", sostiene mirando las gorras y viseras que le escuchan.
"Si una canchita cierra un ciclo de pedidos y posibilidades la hacemos la semana que viene", dice antes varias sonrisas.
Afirma que pretende darles trabajo. "Que sea un poco construida por ellos mismos. Los carreros van a traer arena que necesitamos, los jóvenes la van a mover y la administración va a poner columnas, máquinas y donativos". Enciso planteó más salidas: "Hablamos con el operador de cable para bajar la señal al salón para que miren los partidos el fin de semana". Aunque escépticos los vecinos aguardan por estas soluciones.
El País Digital

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